RUANDA – El laboratorio de la neocolonización a nombre de «ayuda para el desarrollo».


Desde 1990, Ruanda es un laboratorio de la nueva forma de colonización de África. ¿Qué lecciones podemos aprender de ello?

Ningún país ni sociedad es pobre. Nos empobrecen a través de sistemas opresores.
Tidus Coop.

Volviendo un poco la vista atrás… 
En 1885 las potencias europeas se repartieron África convirtiendo los territorios de ese continente en sus colonias. Gran Bretaña y Francia se llevaron entonces la parte del león. Pero la Alemania de Bismark también se llevó lo suyo, así como Portugal y España cuyas antiguas factorías en el continente fueron reconocidas como colonias. Estados Unidos que por aquel entonces sólo era una nación joven y una potencia media, no participó en el festín.

Tras la Primera Guerra Mundial Alemania fue desposeída de sus colonias en provecho de las potencias que acababan de vencerle. El final de la Segunda Guerra Mundial consagró a Estados Unidos como una de las superpotencias del Mundo en competición con la URSS que también resultó vencedora en la guerra pero que curiosamente tampoco tenía ninguna colonia en África.

A continuación, vino un periodo de pulso político entre las dos nuevas superpotencias que sería calificado por los historiadores como “guerra fría”. Las viejas potencias europeas se alinearon política, diplomática, pero sobretodo militarmente tras la nueva potencia americana a quienes pidieron su protección militar a través de alianzas militares como la OTAN [1]. Fue durante este período cuando la corriente independentista atravesó las antiguas colonias europeas.

Alrededor del año 1960, la mayoría de esas colonias consiguieron su independencia y se convirtieron en Estados soberanos. Paradójicamente, esos nuevos Estados que presumían de haberse librado de la colonización de las potencias europeas, tuvieron que alinearse en uno de los dos bloques: el bloque pro-occidental o el bloque pro-soviético.

Este periodo de “guerra fría” duró hasta que en 1989 se produce la disolución del imperio soviético. Estados Unidos permaneció por lo tanto como la única Superpotencia que de ahí en adelante iba a regentar el mundo según su voluntad y su caprichosas demandas egoístas.

Y volviendo a la actualidad… rwanda

En lo concerniente a África, para dictar su ley en lo que antaño era considerado como un coto privado europeo, la Superpotencia utilizó una estrategia de cinismo sin miramientos con el objetivo de convertir ciertos países más en territorios controlados por multinacionales y lobbies financieros que en Estados soberanos.

En qué consiste la estrategia de la neocolonización bajo el nombre de «AYUDA PARA EL DESARROLLO»?

«Destruir las estructuras estatales clásicas heredadas de la colonización; jugar con las rivalidades ancestrales para confiar el poder militar y político a un grupo marginal que no lo puede conseguir democráticamente; garantizar la total impunidad a los miembros de ese grupo que, entonces, actuarán en ese país conquistado como funcionarios enviados por las multinacionales americanas encargados de rentabilizar el espacio conquistado y hacer fructificar el capital invertido, en vez de actuar como dirigentes de un Estado soberano preocupado por el bienestar de la población. «

Esta nueva colonización de África por la Superpotencia queda ilustrada por el caso de Ruanda conquistada en 1994.

¡Sigue leyendo!

Este artículo muestra:

  • Cómo Ruanda fue sacrificada para convertirse en un laboratorio de esta estrategia de la Superpotencia en lo que concierne a África.
  • Cuáles son las consecuencias para los pueblos.

 

Principios que hay que quebrantar del derecho internacional

Para destruir la República Ruandesa, nacida del territorio de Ruanda que estaba bajo la tutela de Bélgica y que había conseguido su independencia el 1 de julio de 1962, y convertirla en un territorio en manos de multinacionales, no se ahorró en nada para violar el derecho internacional. Las tropas del ejército de la vecina Uganda invadieron Ruanda el 1 de octubre de 1990. En vez de condenar esta agresión injusta y contraria a la Carta de la ONU, esta fue presentada como una “guerra civil” con la justificación de que los soldados ugandeses participantes en esa conquista eran de origen ruandés ¡porque eran tutsis! Efectivamente, se hizo todo lo necesario para que la minoría tutsi fuese instalada en el poder en Ruanda incluso al coste de una guerra criminal que duró casi cuatro años y que causó miles de muertes debidas a los esfuerzos de esas superpotencias de someter al componente mayoritario del pueblo ruandés a la minoría y de expulsar a sus legítimos dirigentes para reemplazarlos por una pandilla de tutsis venida de Uganda.

Desmitificación de los principios políticos generalmente admitidos

En cuanto se instaló a la cabeza de Ruanda en 1994, la pandilla tutsi venida de Uganda se beneficiará por parte de la prensa y de la diplomacia mundiales controladas por la Superpotencia, de un trato de favor que roza la indecencia. Los principios democráticos y morales tan proclamados por esas potencias son pura y llanamente pisoteados cuando se habla del territorio de las multinacionales que es Ruanda y cuyo CEO[2] es Paul Kagame. De ese modo, en esa Ruanda, el propio principio de la mayoría, que debería prevalecer sobre todo a través de elecciones y otras consultas, es sencillamente deshonrado.

Así mismo, los principios de la “meritocracia” o de la popularidad que deberían servir de indicadores para escalar a la cumbre del Estado son frontalmente atacados, y son sus contrarios los que se erigen como modelo. De este modo, es un individuo medio analfabeto y físicamente inepto al que la propaganda occidental impone a los ruandeses presentándolo como un “líder de la conquista militar de 1990-1994”, mientras que en realidad, desde el maquis ugandés, padeció los acontecimientos como cualquier niño-soldado enrolado en una guerra de la que desconoce sus entresijos. Paul Kagame, que era un desconocido para los ruandeses y que pisó Kigali la capital de Ruanda por primera vez para convertirse en el CEO delegado por las multinacionales, es desde entonces presentado como “popular”, “adorado por los ruandeses”, etc.… mientras que la mayoría de los ruandeses viste de luto por su culpa.

Jugar con la ceguera y la falta de visión política de los africanos

Esta nueva forma de colonización de África es tan maliciosa que seduce a ciertos políticos africanos a quienes los medios y la propaganda occidentales presentan el caso de Ruanda como un “auténtico milagro” y un modelo a seguir.  Pero todos los pasos que siguen a través de esta estrategia tiene el mismo juego de percepción global… los ricos son los de los países desarrollados y los pobres los del sur. ¡Y NO! Los ricos son los opresores explotadores y los del sur los empobrecidos por éstos.
Pero si la percepción de sociedad perfecta es aquella que explota, el resto está en desventaja.
Algunos ingenuos están de hecho dispuestos a precipitar sus países y por lo tanto a su población en ese abismo sin fondo creyendo estar siguiendo el ejemplo de Paul Kagame, ¡mientras que éste sólo ha sido un peón! Los guineanos (Conakry), los congoleños (Brazzaville), los senegaleses… deberían vigilar de cerca a sus dirigentes antes de que sea demasiado tarde ya que si se empeñan en seguir el ejemplo de Paul Kagame con la venta de Ruanda a las multinacionales, echarán de menos su democracia, su independencia pero sobretodo su dignidad.

Ironía de esta historia: el nuevo «amo del Mundo» (el bloque anglosajón) no para de mimar al África francófona. Efectivamente, es Francia la que en su coto privado africano hacía y deshacía los regímenes. Sea en Costa de Marfil para castigar al insolente Laurent Gbagbo o en Centroáfrica para el casting en que se elegiría al derrocador de François Bozizé o en Burkina para agradecer con discreción al amigo Blaise Compaoré, que se ha vuelto autista, es París quien tomaba la iniciativa y daba indicaciones a seguir en el desarrollo de los acontecimientos.

Modus operandi

Sin embargo, nadie que esté prevenido debería caer en esa trampa ya que el modus operandi es siempre el mismo. El régimen instaurado a imagen del de Paul Kagame (Actual presidente de Ruanda) en Ruanda es un puro espejismo: está rodeado de informaciones falsas fabricadas y difundidas por los poderosos medios de comunicación; las estadísticas están amañadas y las instituciones internacionales controladas o financiadas por la superpotencia no pueden osar desmentirlas; el culto a la personalidad es llevado al extremo para entretener a la opinión interna. Piensen que los hijos de Paul Kagame son presentados en los medios estatales como estrellas del fútbol, del voleibol, del baloncesto ya que todos son titulares en el equipo nacional de cada disciplina. Incluso con los Kim norcoreanos, el ridículo jamás ha sido llevado tan lejos. Simultáneamente, el pueblo se pudre en la miseria, la hambruna diezma las poblaciones expoliadas de sus tierras para dejar sitio a los proyectos descabellados e inadaptados de las multinacionales. Pero ningún medio occidental se atreverá a denunciar este status quo, ni siquiera simplemente señalarlo.

¿Una bomba de relojería?

La nueva forma de colonización a imagen de Ruanda confiada al CEO Paul Kagame constituye una bomba de relojería no solamente para el pueblo ruandés que ya no tiene país sino también para toda la región. En todas partes donde han sido instaurados regímenes fantoches, sea en América Latina o en Indochina, han terminado siendo incontrolables y finalmente abandonados por sus padrinos en un caos generalizado o sin espíritu, la superpotencia se adapta a la Realpolitik.

Ruanda, como un caso caricaturesco de esta nueva forma de colonización, ha caído en ese abismo hace ya más de dos decenios. El pueblo ruandés tardará mucho en salir de ese atolladero. Incluso tras un largo y laborioso periodo de transición, que será necesario primero para restablecer la soberanía nacional y para convencer a la pandilla tutsi reagrupada en la organización semi-terrorista del FPR, que se convenza de que la situación que habrá vivido el pueblo ruandés bajo su yugo fue decidida a finales de los años 80 por los anglosajones, sin preguntar la opinión de los Tutsi y sin tener en cuenta los intereses de los ruandeses.

¿Tendrá el FPR el valor de pedir perdón?
Emmanuel Neretse

 

[1] La Organización del tratado del Atlántico norte (OTAN; en inglés North Atlantic Treaty Organization, NATO; también llamada “la Alianza”, por “Alianza atlántica”) es una organización político-militar que reúne a numerosos países occidentales, cuyo principal objetivo es asegurar su defensa común contra las amenazas exteriores, así como la estabilidad de los continentes o sub-continentes europeo y norteamericano
[2] Un director general, jefe de Dirección o administrador delegado (en Suiza) (en inglés americano, chief executive officer (CEO), o managing director (MD) en inglés británico), es el asalariado que posee el rango más elevado en la dirección de una organización, sea una empresa, un organismo sin afán de lucro o una entidad pública o parapública. Nombrado –y eventualmente revocado- por el consejo de administración, recibe de él un mandato para ejecutar sus decisiones en el marco de una función llamada “dirección general” y le rinde cuentas periódicamente.
Accedido desde: Umoya 
Fuente: Blog de Musabyimana, Depuis 1990, le Rwanda est un laboratoire de la nouvelle forme de colonisation de l’Afrique. Quelles leçons peut-on en tirer?, publicado el 25 de julio de 2016.
Traducción:  Juan Carlos Figueira Iglesias.

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